“Para juzgar a un acusado en particular se le debe prestar la misma atención que habitualmente se le presta a familiares, maestros y gobernantes. Si no es así, la sentencia se anula y pierde validez, lamentablemente incluso en los casos en los que la acusación era finalmente cierta. La misma atención que debería también prestar el acusado al juicio que sobre sí recae, incluso en los casos en los que la acusación era originalmente falsa, bajo el antiguo precepto de que quien calla otorga.” (Ismael Meribá)
“Yo estoy persuadido de que no hago daño a ningún hombre voluntariamente, pero no consigo convenceros a vosotros de ello, porque hemos dialogado durante poco tiempo. Puesto que, si tuvierais una ley, como la tienen otros hombres, que ordenara no decidir sobre una pena de muerte en un solo día, sino en muchos, os convenceríais. Pero, ahora, en poco tiempo no es fácil liberarse de grandes calumnias.” (Platón, Apología de Sócrates 37a, Gredos)
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